Hoy, 6 de noviembre, se conmemora por mandato de S.S. Benedicto XVI el día de los mártires españoles de la brutal persecución religiosa acaecida durante la cruel república (esa que tanto echa de menos el actual gobierno que Dios confunda) y la posterior guerra civil. «En virtud de nuestra autoridad apostólica, otorgamos la facultad de que sean venerados como beatos a los que, en España, durante el siglo XX, derramaron su sangre por Cristo. Su fiesta se celebrará el 6 de noviembre. Dado en Roma, junto a San Pedro, en el tercer año de nuestro pontificado».
No fue baladí aquella bestial persecución. Son muchos los historiadores que la han calificado la peor de la historia, por encima incluso de la persecución desatada por el Imperio Romano o la Revolución Francesa. Echando un rápido vistazo a los datos nos encontramos según el estudio publicado por Monseñor Antonio Montero (Historia de la persecución religiosa en España. 1936-1939) , con un total de 6.832 víctimas religiosas asesinadas, de las cuales 13 eran obispos, 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos y 283 religiosas. Fueron mártires porque ninguna de las víctimas renegó de su Fe. No consta ni una sola apostasía. Ni entre religiosos ni entre seglares.
Esta persecución, que se pretende silenciar a toda costa, empezó prácticamente al implantarse la república, pues ya en mayo de 1931 empezaron los primeros incendios de Conventos en toda España. Fue una persecución total, de personas y de cosas. De personas, no solamente a sacerdotes o religiosos, el mero hecho de llevar un crucifijo o de salir de Misa te podía costar la muerte; de cosas, pues acabaron con gran parte de las propiedades y bienes eclesiásticos así como del patrimonio cultural asociado a las obras de arte en ornamentación, retablos, imágenes, lienzos, archivos, etc. Sólo nos haremos eco de tres ejemplos de la crueldad con que se trataba la cuestión religiosa entre los políticos y la prensa de la época:
1. Andrés Nin, líder del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), que acabaría siendo él mismo asesinado por los comunistas estalinistas del PCE, declaró en un mitin el 1 de agosto de 1936: "La clase obrera ha resuelto el problema de la Iglesia, sencillamente no ha dejado en pie ni una siquiera (...) hemos suprimido sus sacerdotes, las iglesias y el culto".
2. Solidaridad Obrera, periódico de la CNT anarquista, mostraba su radicalismo anticlerical en el siguiente comentario: "Los templos no servirán más para favorecer alcahueterías inmundas. Las antorchas del pueblo las han pulverizado (...) Las órdenes religiosas han de ser disueltas. Los obispos y cardenales han de ser fusilados. Y los bienes eclesiásticos han de ser expropiados".
3. Finalmente Companys, presidente de la Generalidad catalana, declaró en una entrevista a finales de agosto de 1936 acerca de la posible reanudacion del culto católico: "...este problema no se plantea siquiera, porque todas las iglesias han sido destruidas".
Tanto odio se insuflaba que incluso dinamitaron el monumento al Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles en Getafe el 7 de agosto del 36 después de haberlo fusilado. Fue una persecución bestial, cruel, sistemática, destinada a acabar con todo vestigio católico en España, humano o no.
A menudo se dice que la historia tiende a repetirse. No deja de inquietar que la nueva persecución emprendida por este gobierno y sus adláteres pueda desembocar nuevamente en mártires. Dios no lo quiera. Pero si así fuera ojalá sepamos ser tan valientes y tan esforzados como estos mártires de Cristo por los que desde aqui les pido una oración y a los que pido que ayuden a España. Nos hace mucha falta.
No fue baladí aquella bestial persecución. Son muchos los historiadores que la han calificado la peor de la historia, por encima incluso de la persecución desatada por el Imperio Romano o la Revolución Francesa. Echando un rápido vistazo a los datos nos encontramos según el estudio publicado por Monseñor Antonio Montero (Historia de la persecución religiosa en España. 1936-1939) , con un total de 6.832 víctimas religiosas asesinadas, de las cuales 13 eran obispos, 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos y 283 religiosas. Fueron mártires porque ninguna de las víctimas renegó de su Fe. No consta ni una sola apostasía. Ni entre religiosos ni entre seglares.
Esta persecución, que se pretende silenciar a toda costa, empezó prácticamente al implantarse la república, pues ya en mayo de 1931 empezaron los primeros incendios de Conventos en toda España. Fue una persecución total, de personas y de cosas. De personas, no solamente a sacerdotes o religiosos, el mero hecho de llevar un crucifijo o de salir de Misa te podía costar la muerte; de cosas, pues acabaron con gran parte de las propiedades y bienes eclesiásticos así como del patrimonio cultural asociado a las obras de arte en ornamentación, retablos, imágenes, lienzos, archivos, etc. Sólo nos haremos eco de tres ejemplos de la crueldad con que se trataba la cuestión religiosa entre los políticos y la prensa de la época:
1. Andrés Nin, líder del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), que acabaría siendo él mismo asesinado por los comunistas estalinistas del PCE, declaró en un mitin el 1 de agosto de 1936: "La clase obrera ha resuelto el problema de la Iglesia, sencillamente no ha dejado en pie ni una siquiera (...) hemos suprimido sus sacerdotes, las iglesias y el culto".
2. Solidaridad Obrera, periódico de la CNT anarquista, mostraba su radicalismo anticlerical en el siguiente comentario: "Los templos no servirán más para favorecer alcahueterías inmundas. Las antorchas del pueblo las han pulverizado (...) Las órdenes religiosas han de ser disueltas. Los obispos y cardenales han de ser fusilados. Y los bienes eclesiásticos han de ser expropiados".
3. Finalmente Companys, presidente de la Generalidad catalana, declaró en una entrevista a finales de agosto de 1936 acerca de la posible reanudacion del culto católico: "...este problema no se plantea siquiera, porque todas las iglesias han sido destruidas".
Tanto odio se insuflaba que incluso dinamitaron el monumento al Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles en Getafe el 7 de agosto del 36 después de haberlo fusilado. Fue una persecución bestial, cruel, sistemática, destinada a acabar con todo vestigio católico en España, humano o no.
A menudo se dice que la historia tiende a repetirse. No deja de inquietar que la nueva persecución emprendida por este gobierno y sus adláteres pueda desembocar nuevamente en mártires. Dios no lo quiera. Pero si así fuera ojalá sepamos ser tan valientes y tan esforzados como estos mártires de Cristo por los que desde aqui les pido una oración y a los que pido que ayuden a España. Nos hace mucha falta.
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