España está enferma. Es algo que ya nadie con dos dedos de frente puede ignorar o negar. Cuando sufrimos medidas suicidas como la inminente ley del aborto, subversivas como la desaparición del Libro de Familia, liberticidas como la implantación de la asignatura Educación para la Ciudadanía, destructivas como la ley de (des) memoria histérica, amenazadoras como la tolerancia total hacia el Islam, totalitarias como la legalización del sistema SITEL, vergonzosas como el ridículo que estamos haciendo en la presidencia de la UE, atentatorias contra la unidad de la propia España como el "estatut" o las consultas populares en Cataluña, intolerantes como los ataques indiscriminados a todo lo que huela a católico como los crucifijos en las escuelas, desoladoras como el consenso en lo básico entre gobierno y oposición, etc. etc., cuando se da la corrupción institucional que estamos padeciendo y la corrupción moral a la que están conduciendo a la sociedad, cuando no se ve ni un atisbo de reacción en esa misma sociedad, se ha de llegar a la conclusión inexorable de que España está enferma y en peligro de muerte.
Más si cabe cuando comprobamos el sentido acomodaticio, casi diríamos pasotil, de aquellos que más deberían luchar porque las cosas no fueran así. Me referiré solo a dos instituciones (puesto que la política está en franca descomposición): el Ejército y la prensa. Durante años y años el Ejército ha sufrido en silencio desmanes, insultos, ataques a la Institución y, lo que es más grave, a España. Y salvo un puñado bien reducido de valientes que de verdad sienten el uniforme, aquí nadie ha dicho esta boca es mía. ¿Hasta cuándo va a permanecer ciego, sordo y mudo el otrora glorioso Ejército español? ¿Van a permanecer quietos mientras ven cómo se desmantela la única opción de salvación que quizá le quede a España?
En cuanto a la prensa es curiosos observar cómo los que más se desgañitan y se creen defensores de España son los primeros en claudicar. Ahí tenemos el ejemplo de Losantos, conocido por sus gritos de buena mañana. Pues bien, en una entrevista a Intereconomía (grupo que también lleva tiempo flaqueando, por cierto) ha llegado a afirmar a la pregunta del entrevistador lo siguiente:
¿Se te ocurre alguna solución regeneracionista?
-No, yo creo que aquí estamos abocados o a una reforma constitucional con otro inquilino en La Zarzuela o a una república nacional en una zona más reducida de España, por supuesto sin Cataluña.
Por supuesto sin Cataluña, o sea, que da por supuesto que se ha de entregar antes que después Cataluña sin resistencia y sin lucha de ninguna clase. Así se defiende a España. ¿Acaso España seguiría siendo España sin Cataluña?
Ante esto, ¿Qué nos queda? Pues nos queda no fiarnos en absoluto de nadie ya. Ni del gobierno, ni de la oposición, ni del Ejército, ni de la prensa, ni de la justicia, ni del sistema, ni de nada. Está todo podrido, corrupto e insalvable. Pero algo queda, quedamos nosotros, los que no claudicamos, los que no desfallecemos, los que no traicionamos, los que no nos dejamos anestesiar, los que no tenemos miedo, los que sabemos que tenemos una obligación que cumplir, los que amamos a España más que a nuestra propia vida. He ahí la salvación de España. En nosotros mismos. Haciendo patria en nuestra casa, en nuestro barrio, en nuestra ciudad, en el trabajo, con los amigos, organizándose, dando el apoyo a quienes de verdad piensan y sienten como nosotros y, en definitiva, tomándonoslo en serio. España seguirá existiendo si nosotros lo queremos, si el sano y honrado pueblo español, vencedor de mil batallas, quiere. ¿Tú quieres? PUES PONTE EN MARCHA, LA PATRIA SE MUERE.
Más si cabe cuando comprobamos el sentido acomodaticio, casi diríamos pasotil, de aquellos que más deberían luchar porque las cosas no fueran así. Me referiré solo a dos instituciones (puesto que la política está en franca descomposición): el Ejército y la prensa. Durante años y años el Ejército ha sufrido en silencio desmanes, insultos, ataques a la Institución y, lo que es más grave, a España. Y salvo un puñado bien reducido de valientes que de verdad sienten el uniforme, aquí nadie ha dicho esta boca es mía. ¿Hasta cuándo va a permanecer ciego, sordo y mudo el otrora glorioso Ejército español? ¿Van a permanecer quietos mientras ven cómo se desmantela la única opción de salvación que quizá le quede a España?
En cuanto a la prensa es curiosos observar cómo los que más se desgañitan y se creen defensores de España son los primeros en claudicar. Ahí tenemos el ejemplo de Losantos, conocido por sus gritos de buena mañana. Pues bien, en una entrevista a Intereconomía (grupo que también lleva tiempo flaqueando, por cierto) ha llegado a afirmar a la pregunta del entrevistador lo siguiente:
¿Se te ocurre alguna solución regeneracionista?
-No, yo creo que aquí estamos abocados o a una reforma constitucional con otro inquilino en La Zarzuela o a una república nacional en una zona más reducida de España, por supuesto sin Cataluña.
Por supuesto sin Cataluña, o sea, que da por supuesto que se ha de entregar antes que después Cataluña sin resistencia y sin lucha de ninguna clase. Así se defiende a España. ¿Acaso España seguiría siendo España sin Cataluña?
Ante esto, ¿Qué nos queda? Pues nos queda no fiarnos en absoluto de nadie ya. Ni del gobierno, ni de la oposición, ni del Ejército, ni de la prensa, ni de la justicia, ni del sistema, ni de nada. Está todo podrido, corrupto e insalvable. Pero algo queda, quedamos nosotros, los que no claudicamos, los que no desfallecemos, los que no traicionamos, los que no nos dejamos anestesiar, los que no tenemos miedo, los que sabemos que tenemos una obligación que cumplir, los que amamos a España más que a nuestra propia vida. He ahí la salvación de España. En nosotros mismos. Haciendo patria en nuestra casa, en nuestro barrio, en nuestra ciudad, en el trabajo, con los amigos, organizándose, dando el apoyo a quienes de verdad piensan y sienten como nosotros y, en definitiva, tomándonoslo en serio. España seguirá existiendo si nosotros lo queremos, si el sano y honrado pueblo español, vencedor de mil batallas, quiere. ¿Tú quieres? PUES PONTE EN MARCHA, LA PATRIA SE MUERE.
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