En estos momentos de sectaria memoria histórica en la que sólo se ensalzan personajes y situaciones de un bando de la guerra civil es justo que, los que no admitimos esa visión torticera de la historia, recordemos a los que lo dieron todo, incluso su propia vida, en pos de un ideal honrado, decente y patriótico.
Este es el caso de D. José Calvo Sotelo, vilmente asesinado por las fuerzas del gobierno de la república tal día como hoy. En efecto, un 13 de julio, el diputado monárquico Calvo Sotelo fue sacado de su casa con nocturnidad por unos asesinos con uniforme de los cuerpos de seguridad del Estado y asesinado poco después. Éste hecho sería el pistoletazo definitivo que daría paso al Alzamiento Nacional del 18 de julio. Pero, ¿Quién era Calvo Sotelo?
Natural de Tuy (Pontevedra) este abogado del Estado entró en política de la mano de Antonio Maura en el Partido Conservador constituyéndose en una figura de las juventudes mauristas. Tras el golpe de estado del General Primo de Rivera ocuparía el cargo de Ministro de Hacienda del directorio civil de 1925 a 1930. Al producirse el advenimiento de la república tuvo que salir de España exiliado, a pesar de lo cual fue elegido diputado en todas las legislaturas. La victoria derechista en las elecciones de 1933, y gracias a una amnistía, le permitiría incorporarse a su escaño. A partir de ese momento, Calvo Sotelo emergería como el gran líder de la derecha monárquica española, a través primero del partido Renovación Española y después del Bloque Nacional que dirigiría. Famosos fueron sus debates en las Cortes fraudulentas que salieron de las elecciones de febrero de 1936, recibiendo diversas amenazas de muerte. Precisamente tras una amanaza del presidente del gobierno de entonces, señor Casares Quiroga, pronunció Calvo Sotelo uno de sus discursos más recordados:
"Yo tengo, Sr. Casares Quiroga, anchas espaldas. Su señoría es hombre fácil y pronto para el gesto de reto y para las palabras de amenaza. Le he oído tres o cuatro discursos en mi vida, los tres o cuatro desde ese banco azul, y en todos ha habido siempre la nota amenazadora. Bien, señor Casares Quiroga. Me doy por notificado de la amenaza de S.S. Me ha convertido S. S. en sujeto, y por tanto no sólo activo, sino pasivo, de las responsabilidades que puedan nacer de no sé qué hechos. Bien, Sr. Casares Quiroga. Lo repito, mis espaldas son anchas; yo acepto con gusto y no desdeño ninguna de las responsabilidades que se puedan derivar de actos que yo realice, y las responsabilidades ajenas, si son para bien de mi patria (Exclamaciones.) y para gloria de España, las acepto también. ¡Pues no faltaba más! Yo digo lo que Santo Domingo de Silos contestó a un rey castellano: ‘Señor, la vida podéis quitarme, pero más no podéis’. Y es preferible morir con gloria a vivir con vilipendio. (Rumores.)"
En esta misma sesión de Cortes Dolores Ibarruri (La Pasionaria) exclamaría dirigiéndose a Calvo: "Este hombre ha hablado por última vez". A pesar de que esta infame mujer lo negó, hay testigos que lo confirman, como el diputado por Esquerra Republicana de Cataluña Tarradellas: "Me acuerdo del día que Dolores Ibarruri le dijo a Calvo Sotelo aquello de «has hablado por última vez», porque yo me sentaba en un escaño muy cercano al de Calvo Sotelo".
El caso es que Calvo se convirtió en el hombre más odiado por la izquierda por su valentía, su falta de complejos y su energía a la hora de defender sus ideas. A raíz del asesinato de un carlista por el Teniente de la Guardia de Asalto José Castillo (perteneciente al partido socialista) éste resultaría muerto también. Como venganza sus compañeros planearon la muerte de algún "jerifalte" derechista. Tras el intento fallido de encontrar a Gil Robles, presidente de la CEDA, los asesinos se encaminaron al domicilio de Calvo Sotelo. Así pues, en la madrugada del 13 de julio de 1936 unos individuos con uniforme y debidamente identificados como miembros de la policía y de la Guardia de Asalto, uno de ellos el Capitán Condés, perteneciente a la Guardia Civil, se presentaron en la casa del señor Calvo Sotelo portando una orden de detención de la Dirección General de Seguridad llevándoselo detenido e introducido en la camioneta de asalto núm. 17. A pesar de sus negativas iniciales (“¿Detenido? ¿Pero por qué?; ¿y mi inmunidad parlamentaria? ¿Y la inviolabilidad de domicilio? ¡Soy Diputado y me protege la Constitución!”), Calvo Sotelo optó por acompañar a sus asesinos sin oponer resistencia. Al poco el militante de las Juventudes Socialistas y guardaespaldas de Indalecio Prieto, Luis Cuenca, le asestó un tiro en la nuca. Se da la circunstancia de que varios de estos individuos pertenecían a la famosa "Motorizada", guardia personal del dirigente socialista Prieto.
A pesar de su energía, su valentía e incluso su dureza dialéctica Calvo Sotelo nunca fue eso que ahora llamamos violento. Como escribe el historiador Alfonso Bullón de Mendoza en su magnífica biografía de Calvo Sotelo, éste "no sacó nunca una pistola en medio de Las Cortes, como hizo Prieto; no amenazó de muerte a ningún diputado que no pensara como él, como hicieron los comunistas Jesús Díaz y Dolores Ibarruri, y el socialista Ángel Galarza; no encubrió jamás a los asesinos de otro diputado, como hicieron Indalecio Prieto, Julián Zugazagoitia y Juan Simeón Vidarte, por ceñirnos a los que reconocieron explícitamente haberlo hecho tras la muerte del jefe monárquico; no permitió que en sus mítines se arrastrasen las efigies de sus enemigos políticos, como hicieron los militantes del Frente Popular con la suya y la de Gil Robles el 1º de mayo..... Y desde luego, en él hubieran sido impensables las frases que el diputado socialista Ángel Galarza, uno de los que le había amenazado en el Congreso, pronunció semanas después de su asesinato: "A mí [...] el asesinato de Calvo Sotelo me produjo un sentimiento [...] el sentimiento de no haber participado en su ejecución".
Calvo Sotelo moriría sin hacer fortuna, dejando mujer e hijas, pero sin desertar ni un ápice de sus convicciones religiosas, patrióticas y monárquicas. Desde aquí nuestro homenaje más sentido.
Este es el caso de D. José Calvo Sotelo, vilmente asesinado por las fuerzas del gobierno de la república tal día como hoy. En efecto, un 13 de julio, el diputado monárquico Calvo Sotelo fue sacado de su casa con nocturnidad por unos asesinos con uniforme de los cuerpos de seguridad del Estado y asesinado poco después. Éste hecho sería el pistoletazo definitivo que daría paso al Alzamiento Nacional del 18 de julio. Pero, ¿Quién era Calvo Sotelo?
Natural de Tuy (Pontevedra) este abogado del Estado entró en política de la mano de Antonio Maura en el Partido Conservador constituyéndose en una figura de las juventudes mauristas. Tras el golpe de estado del General Primo de Rivera ocuparía el cargo de Ministro de Hacienda del directorio civil de 1925 a 1930. Al producirse el advenimiento de la república tuvo que salir de España exiliado, a pesar de lo cual fue elegido diputado en todas las legislaturas. La victoria derechista en las elecciones de 1933, y gracias a una amnistía, le permitiría incorporarse a su escaño. A partir de ese momento, Calvo Sotelo emergería como el gran líder de la derecha monárquica española, a través primero del partido Renovación Española y después del Bloque Nacional que dirigiría. Famosos fueron sus debates en las Cortes fraudulentas que salieron de las elecciones de febrero de 1936, recibiendo diversas amenazas de muerte. Precisamente tras una amanaza del presidente del gobierno de entonces, señor Casares Quiroga, pronunció Calvo Sotelo uno de sus discursos más recordados:
"Yo tengo, Sr. Casares Quiroga, anchas espaldas. Su señoría es hombre fácil y pronto para el gesto de reto y para las palabras de amenaza. Le he oído tres o cuatro discursos en mi vida, los tres o cuatro desde ese banco azul, y en todos ha habido siempre la nota amenazadora. Bien, señor Casares Quiroga. Me doy por notificado de la amenaza de S.S. Me ha convertido S. S. en sujeto, y por tanto no sólo activo, sino pasivo, de las responsabilidades que puedan nacer de no sé qué hechos. Bien, Sr. Casares Quiroga. Lo repito, mis espaldas son anchas; yo acepto con gusto y no desdeño ninguna de las responsabilidades que se puedan derivar de actos que yo realice, y las responsabilidades ajenas, si son para bien de mi patria (Exclamaciones.) y para gloria de España, las acepto también. ¡Pues no faltaba más! Yo digo lo que Santo Domingo de Silos contestó a un rey castellano: ‘Señor, la vida podéis quitarme, pero más no podéis’. Y es preferible morir con gloria a vivir con vilipendio. (Rumores.)"
En esta misma sesión de Cortes Dolores Ibarruri (La Pasionaria) exclamaría dirigiéndose a Calvo: "Este hombre ha hablado por última vez". A pesar de que esta infame mujer lo negó, hay testigos que lo confirman, como el diputado por Esquerra Republicana de Cataluña Tarradellas: "Me acuerdo del día que Dolores Ibarruri le dijo a Calvo Sotelo aquello de «has hablado por última vez», porque yo me sentaba en un escaño muy cercano al de Calvo Sotelo".
El caso es que Calvo se convirtió en el hombre más odiado por la izquierda por su valentía, su falta de complejos y su energía a la hora de defender sus ideas. A raíz del asesinato de un carlista por el Teniente de la Guardia de Asalto José Castillo (perteneciente al partido socialista) éste resultaría muerto también. Como venganza sus compañeros planearon la muerte de algún "jerifalte" derechista. Tras el intento fallido de encontrar a Gil Robles, presidente de la CEDA, los asesinos se encaminaron al domicilio de Calvo Sotelo. Así pues, en la madrugada del 13 de julio de 1936 unos individuos con uniforme y debidamente identificados como miembros de la policía y de la Guardia de Asalto, uno de ellos el Capitán Condés, perteneciente a la Guardia Civil, se presentaron en la casa del señor Calvo Sotelo portando una orden de detención de la Dirección General de Seguridad llevándoselo detenido e introducido en la camioneta de asalto núm. 17. A pesar de sus negativas iniciales (“¿Detenido? ¿Pero por qué?; ¿y mi inmunidad parlamentaria? ¿Y la inviolabilidad de domicilio? ¡Soy Diputado y me protege la Constitución!”), Calvo Sotelo optó por acompañar a sus asesinos sin oponer resistencia. Al poco el militante de las Juventudes Socialistas y guardaespaldas de Indalecio Prieto, Luis Cuenca, le asestó un tiro en la nuca. Se da la circunstancia de que varios de estos individuos pertenecían a la famosa "Motorizada", guardia personal del dirigente socialista Prieto.
A pesar de su energía, su valentía e incluso su dureza dialéctica Calvo Sotelo nunca fue eso que ahora llamamos violento. Como escribe el historiador Alfonso Bullón de Mendoza en su magnífica biografía de Calvo Sotelo, éste "no sacó nunca una pistola en medio de Las Cortes, como hizo Prieto; no amenazó de muerte a ningún diputado que no pensara como él, como hicieron los comunistas Jesús Díaz y Dolores Ibarruri, y el socialista Ángel Galarza; no encubrió jamás a los asesinos de otro diputado, como hicieron Indalecio Prieto, Julián Zugazagoitia y Juan Simeón Vidarte, por ceñirnos a los que reconocieron explícitamente haberlo hecho tras la muerte del jefe monárquico; no permitió que en sus mítines se arrastrasen las efigies de sus enemigos políticos, como hicieron los militantes del Frente Popular con la suya y la de Gil Robles el 1º de mayo..... Y desde luego, en él hubieran sido impensables las frases que el diputado socialista Ángel Galarza, uno de los que le había amenazado en el Congreso, pronunció semanas después de su asesinato: "A mí [...] el asesinato de Calvo Sotelo me produjo un sentimiento [...] el sentimiento de no haber participado en su ejecución".
Calvo Sotelo moriría sin hacer fortuna, dejando mujer e hijas, pero sin desertar ni un ápice de sus convicciones religiosas, patrióticas y monárquicas. Desde aquí nuestro homenaje más sentido.
Un gran patriota asesinado por la francmasonería. El teniente Castillo era un terrorista socialista afiliado al Gran Oriente de España, y los oficiales masones de Asalto se habían conjurado para que, llegado el caso, respondieran a un atentado contra un hermano del GOE mediante el asesinato de un político relevante de derechas.
ResponderEliminarJosé Calvo Sotelo, español víctima de la masonería ¡¡Presente!!
José Calvo Sotelo fue un personaje más de leyenda -como lo fueron José Antonio, Onésimo Redondo, Víctor Pradera, Ramiro de Maeztu, grandes pensadores, en fin, de la Derecha espiritual, política y tradicionalista (nada que ver con la "derecha" liberal y burguesa, totalmente anti-tradicional)-, que con su ejemplo y con el sacrificio de sus vidas en pos de un ideal noble y caballeresco, hicieron posible un nuevo resurgir de nuestra Patria tras tres siglos de descomunal decadencia (desgraciadamente desde 1975, si no antes, hemos vuelto a las andadas...). GLORIOSOS CAIDOS POR DIOS Y POR ESPAÑA ¡¡¡PRESENTES!!!.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo en todo pero no sé a quién dar mi voto en las generales para que España no se vaya al traste. ¿ Qué me recomiendas?
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