Escuchando el programa de radio "La Quinta Columna" de radio intercontinental de Madrid, escuché un comentario de su director, Eduardo García-Serrano, con el que daba en el clavo de la casta parasitaria en la que se ha convertido la clase política que padecemos en España. Efectivamente, tal como él comentaba, los políticos son como los futbolistas. Si se dan cuenta éstos, cada vez que tienen un micrófono cerca, dicen siempre lo mismo, los mismos tópicos archiconocidos, desde septiembre a junio: "no hay enemigo pequeño", "la liga es muy larga", "los partidos duran 90 minutos", "el fútbol es así", etc. etc. Y los políticos exactamente igual: "esto se arregla con más democracia", "a los violentos se les derrota con la palabra", "el sistema que nos hemos dado", etc. etc.
Así son. Maestros de la palabrería hueca, vacía, carente de contenido, tópica, demagógica y que no resuelve nada. Pero eso sí, con sueldos multimillonarios por no decir nada y hacer menos aún. Y mientras tanto miles de problemas gravísimos por resolver. Claro que, a ellos, esos problemas les pillan bien lejos, parasitando como parasitan de nuestro trabajo y nuestros impuestos.
Urge una nueva clase política. En la que no quepa el político profesional, en la que se llegue a puestos públicos por mor del mérito y la capacidad, en la que se imponga la honradez, a la que se llegue por vocación de servicio a los demás y que primen principios y valores claros por encima de cualquier otra consideración. Mientras esto no se consiga España irá a la deriva, cuesta abajo y sin frenos. Ya que estos aprovechados quieren reprobar al Papa, repruébeles usted con su voto. Porque se lo merecen y por higiene moral.
Así son. Maestros de la palabrería hueca, vacía, carente de contenido, tópica, demagógica y que no resuelve nada. Pero eso sí, con sueldos multimillonarios por no decir nada y hacer menos aún. Y mientras tanto miles de problemas gravísimos por resolver. Claro que, a ellos, esos problemas les pillan bien lejos, parasitando como parasitan de nuestro trabajo y nuestros impuestos.
Urge una nueva clase política. En la que no quepa el político profesional, en la que se llegue a puestos públicos por mor del mérito y la capacidad, en la que se imponga la honradez, a la que se llegue por vocación de servicio a los demás y que primen principios y valores claros por encima de cualquier otra consideración. Mientras esto no se consiga España irá a la deriva, cuesta abajo y sin frenos. Ya que estos aprovechados quieren reprobar al Papa, repruébeles usted con su voto. Porque se lo merecen y por higiene moral.
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