
Me ha llegado un escrito muy clarificador acerca de la “doctrina del mal menor” contada en forma de “paradoja del mal menor”.
Hela aquí:
Tengo que elegir entre “A” y “B”.
“A” me jura que me sacará los ojos.
“B” me asegura que sólo me sacará uno.
Yo pienso “Con un ojo todavía puedo ver”. Elijo “B” y me quedo tuerto.
Nuevamente debo elegir entre “A” y “B”.
“A” promete sacarme el ojo que me queda y arrancarme además la lengua.
“B”, siempre más moderado, me tranquiliza diciéndome que sólo me sacará el ojo que antes me había perdonado.
Reflexiono: “Me quedo ciego, pero por lo menos aún podré hablar”.
Elijo, pues, a “B”.
Sucesivas elecciones terminan con el resultado que se puede prever: ni ojos, ni lengua, ni manos, ni pies…
Lo gracioso del caso es que mi elección ha sido siempre, no sólo legítima, sino verdaderamente racional y razonable.
Pero, no es necesario decirlo, algo ha fallado.
¿Tiene esto algo que ver con un sistema político donde existen dos partidos principales uno que lleva a cabo un programa político (eutanasia, sodomía, aborto…) y el otro lo único que hace es ralentizar ese programa político sin que en ningún caso trate de impedirlo?
¿Serán “A” y “B” el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) y el PP (Partido Popular) respectivamente?
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