martes, 1 de junio de 2010

EL FUNESTO SISTEMA DE PARTIDOS.

Hoy en España no vivimos en democracia. Por fuerte que pueda parecer a los ojos (u oídos) de la sociedad hipersensibilizada actual es la pura verdad. En otros artículos he tratado de demostar este aserto. En este me ocuparé de la perversión de la democracia en la que vivimos llamada PARTITOCRACIA. Si la democracia es aquél sistema en el que el pueblo puede gobernarse a sí mismo es evidente que no vivimos en democracia pues aquí sólo gobiernan los partidos, incrustados como están en todos los órdenes de la política y teniendo en cuenta que fuera de ellos no hay política, o mejor dicho, no hay libertad política.

Pero, ¿Qué es un partido político? Hubo quien dijo que era una manera más de dividirnos, de ahí la palabra "partido". Pero en esencia no es más que una asociación meramente electoral que se forma alrededor de unos (supuestos) principios de los que mucho hablan pero poco sienten y de un programa que rara vez se piensa cumplir. O, dicho de otro modo, no es más que una oligarquía de intereses, a menudo bastardos, dirigido por unos pocos con la meta final de gobernar (y aprovecharse) de muchos. Así pues, cuando se dice que en el parlamento reside la voluntad nacional se está pervertiendo la democracia, pues allí reside la voluntad propia y particular de los partidos que lo forman. Ni más ni menos. Y a partir de ahí la voluntad de los partidos (o de sus dirigentes) ocupa y copa toda la actividad política de la nación, incluso van más allá.

En efecto la partitocracia lo copa todo porque:

- La vida no solamente política sino social se identifica con el partido. Así les vemos participar en cuestiones trascendentes como las universidades, las cajas de ahorro, etc. etc.

- Se financia a cargo de los presupuestos del estado, es decir los pagamos tú y yo, a pesar de no estar de acuerdo con ellos en parte o en todo.

- Aparece como intermediador impidiendo el normal desarrollo de la vida social y económica.

- Impide los principios de mérito y capacidad, atendiendo únicamente a la ideología. Tenemos sobrados ejemplos de cargos del estado incapaces pero absolutamente ideologizados.

- No atiende al bien común e impide también la tarea común, deshaciendo uno lo que el otro hace.

Pero siendo esto grave, quizás lo más grave sea la completa y total dependencia de la justicia de los partidos políticos. Es la mayor perversión. No es tolerable ni "democrático" que el gobierno de los jueces lo elija el parlamento, es decir, los partidos representados en él. Quien tiene la mayoría en el parlamento la tiene a su vez en el Consejo General del Poder Judicial. Lo que me lleva a tomar en consideración también que quien tiene la mayoría en el parlamento (el partido X) es quien gobierna la nación, en cuyo caso ¿Dónde está la separación de poderes? La partitocracia acaba convirtiéndose en la dictadura del partido en el gobierno, que lo controla todo: gobierno, poder legislativo (parlamento) y poder judicial.

Y qué me dicen de la ley electoral. Una ley antidemocrática por la cual una serie de señores (del partido, claro) eligen una lista cerrada y bloquedada a la que hay que votar por narices si se quiere participar en las elecciones. Es decir, que el pueblo español vota, sí, pero no ELIGE, eso ya lo hicieron por él la cúpula de los partidos políticos. Pero hay más, no se ha enseñado a votar al pueblo: unos votan por rutina, sin reflexión; otros votan en contra de y no a favor de; otros por el voto útil, sin saber qué utilidad real tiene su voto; otros actúan como si de un club de fútbol se tratara, se es de ese club hasta la muerte, etc. etc. Poco o nada hay de conocimiento real, de responsabilidad personal, de búsqueda del bien común, de patriotismo en definitiva.

Por lo tanto no se engañen, no vivimos en democracia. O se cambia el sistema de partidos abriéndolo a otras formas de representación política o no existirá auténtica libertad política. Y sin ella no hay democracia.

1 comentario:

  1. Bueno, hablas de que no vivimos en democracia, y se te llena los dedos de palabras al escribir el artículo sin embargo no aportas ninguna solución a la situación que describes, podría realizar por lo menos una crítica constructiva.

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