viernes, 16 de diciembre de 2016

TODOS CON CALLOSA

Estamos asistiendo estos últimos días a la lucha de todo un pueblo, el pueblo sano, honrado, decente y con memoria (la auténtica memoria histórica) por mantener la Cruz delante de la parroquia de San Martín en Callosa del Segura, que recordaba la lista de los asesinados por el Frente Popular en los años de la guerra civil, 64 en total, entre ellos los dos sacerdotes de la localidad. Una lucha frente al sistema y frente a los herederos de los asesinos. El alcalde socialista llamado Francisco José Maciá, cargo conseguido merced a la unión con IU y podemos, haciendo gala del odio y la revancha que les caracteriza, trata de arrancar del alma del pueblo esa Cruz que tanto simboliza y los restos de la conmemoración de lo que en aquél pueblo ocurrió. No sólo fue persecución de personas sino también de cosas, todos los edificios religiosos del pueblo fueron asaltados y quemados, así como los centros considerados de derechas, el Círculo Tradicionalista entre ellos y las obras de arte religiosas.

Pero no podría hacerlo si no fuera por la maldita ley de la (des)memoria histérica que puso en marcha Zapatero y que el actual gobierno centro-reformista-liberal-progresista no ha tenido los redaños de derogar. Una ley revanchista, que escupe odio por los cuatro costados y que busca, casi ochenta años después, ganar una guerra que, gracias a Dios, perdieron. 

Este intento, por ahora infausto, demuestra al mismo tiempo el odio, yo diría también el temor, que la Cruz, símbolo de la Pasión de Cristo, les profesa. Un odio y un temor irracional, visceral, agresivo y violento que trata de desterrar de nuestras calles, plazas, edificios públicos, expresiones sociales, etc. etc. cualquier vestigio que recuerde a la Religión Católica, a la que no permiten la mínima libertad. No es cuestión de libertad religiosa como algunos (seguramente de buena fé) proclaman, sino de libertad para el catolicismo en concreto.

Por eso aplaudimos a los vecinos de Callosa y les apoyamos con todas nuestras fuerzas, porque contra viento y marea están defendiendo la Cruz de Cristo y el derecho a recordar a sus mayores caídos sin duda por esa misma Cruz y por ser buenos españoles. Solo les pedimos que se mantengan firmes, que no renuncien, y que sean tan valientes y esforzados como lo fueron sus mayores en otras épocas de persecución que algunos (los de siempre) tratan de repetir.