domingo, 20 de marzo de 2016

¡REACCIÓN! ¡REACCIÓN! ¡REACCIÓN!


Vivimos momentos duros, oscuros, difíciles, de persecución, de totalitarismo, de insana vesania y odio hacia todo lo que signifique Religión Católica y patriotismo español. Momentos complicados que sin embargo no son los primeros en nuestra historia. Echando un vistazo al pasado encontraremos que momentos como estos, incluso peores, han acontecido en nuestra Patria. Mas, el enemigo, ese que siempre está al acecho ora escondido ora dando la cara como en el momento presente, salió escaldado. ¿Porqué? Porque hubo una reacción viril y gallarda como corresponde al buen y sano pueblo español. Los españoles de entonces reaccionaron como buenos ante el ataque y la persecución, incluso física, de la Religión Católica sin la que no se puede entender la patria española y de España como nación católica y misionera. Aquellos hombres admirables y envidiables lo dieron todo, incluso su propia vida, en defensa de sus creencias, convicciones y principios. Insobornablemente.

Pero, ¿Qué ocurre hoy? Cuando el enemigo vuelve a levantarse, cuando, envalentonado, vuelve a su ser destructivo de la historia, de la tradición, de la cultura y del propio ser de España, vemos cómo el pueblo español, otrora valiente, gallardo, combativo y viril, calla y "pasa" por completo de los acontecimientos graves que se están produciendo. Un pueblo adormecido, aborregado, anestesiado, aburguesado y, lo que es peor, acobardado, admite sin problema de conciencia alguno todas las barrabasadas inadmisibles que están aconteciendo y, si Dios no lo remedia, seguirán aconteciendo. Contempla, entre perezoso y cómplice por omisión, cómo el enemigo (y aquí englobo por igual a comunistas, socialistas, separatistas y liberales) va dando pasos de elefante en su afán de destrucción de todo lo que odian, la Religión Católica, España y su gloriosa historia, y la Tradición. El español de hoy se enoja y vocifera cuando cree una injusticia el arbitraje que le han hecho a su equipo de fútbol, incluso se moviliza y manifiesta en pro de su equipo si baja de categoría o si está en trance de desaparecer, pero es incapaz de movilizarse si se pretende relegar a la esfera privada todo sentimiento religioso o si una parte de España trata de separarse. A lo sumo muestran su enfado tímidamente en charlas de café o en los grupos de whatsapp, pero cuando les informas de que hay una concentración o manifestación provida, o profamilia, o pro unidad nacional de España siempre tienen una excusa, aunque sea de lo más peregrina, para no acudir. Eso sí, cuando se le afea te salen con que son más radicales que tú. ¡Demuéstrese, pues!

Yo entiendo que cuarenta años de educación sesgada y manipulada, de desinformación y bombardeo constante en los medios de comunicación desde un único punto de vista ha mermado el conocimiento real de las cosas en muchos españoles y los principios y valores han cambiado hasta el punto de que el Guerra tuvo razón cuando dijo aquello de que a España no la iba a conocer ni la madre que la parió. Pero aún así, ¿No es evidente que quieren comernos por los pies, más aún viendo que no tienen a nadie que les haga frente? ¿Cuándo vamos a reaccionar, cuando vuelvan a matarnos como hicieron en el siglo pasado? ¿No quedan en España ya hombres y mujeres valientes y sin complejos que no quieran pasar por el aro y reaccionen frente al empuje avasallador ya sin máscaras de los de siempre?

Hemos conocido episodios terribles, como el intento de quema de varias Iglesias a lo largo de la geografía española, de agresiones a sacerdotes, de asaltos a Iglesias y capillas, de blasfemias públicas insoportables, de legislaciones en contra de toda manifestación pública de la Fe de todo un pueblo y en contra de la vida y de la Ley Natural, de separatismos ilegítimos, cerriles y renegados....y el pueblo español sigue en casa, ensimismado por la televisión, como si nada de eso le importara o fuera con él. Por supuesto salvo a las minorías que siempre las hay, pero... son tan minoritarias. Por eso no dejo de preguntarme, hasta cuándo va a permanecer así. ¿Es que España definitivamente ha dejado de ser España?

Yo me niego en absoluto a creerlo. Hay que despertar al sano pueblo español, subir a todas las iglesias de España y tocar las campanas a rebato porque España se hunde si no hay reacción. España, la España de siempre, la España eterna, necesita de nuestra reacción porque se nos muere de entre las manos. Dejémonos de lamentaciones, de críticas sin acción posterior, de desahogos meramente verbales y reaccionemos. Con corazón y con cabeza. Reacción como la ocurrida en mi querida Murcia ante el intento laicista de los comunistas de siempre, disfrazados pero bien conocidos, de desterrar a la Religión Católica a las sacristías y a las viviendas particulares. Ojalá cunda el ejemplo y se expanda esta reacción, pequeña aún pero que puede servir de revulsivo de la conciencia nacional dormida, a toda la piel de toro de nuestra amada España.