domingo, 9 de agosto de 2015

NUEVA RESPUESTA AL SEÑOR REVERTE

Como hace dos semanas el señor académico Reverte ha parido un nuevo artículo insistiendo en las guerras carlistas. Es una nueva muestra de manipulación aderezado, como el anterior, de ignorancia y malediciencia. 

Comienza la manipulación con la siguiente incongruencia: "...D. Carlos...pretendía imponer en España un régimen absolutista y centralista", para decir a continuación con la finura estilística que le caracteriza que "si reinara...les iba a meter los fueros por el ojete". ¿En qué quedamos? ¿Era centralista o fuerista? Porque las dos cosas no se pueden ser a la vez. Pero quedémonos por un momento en el archimanido concepto "absolutista", utilizado desde siempre por los anticarlistas de toda laya. Supongo que es mucho pedir que haya leído la obra de Federico Suárez Verdaguer  "La crisis política del antiguo régimen en España (1800- 1840)"o la más reciente de Alexandra Wilhemsem " La formación del pensamiento político del Carlismo (1810-1875)", donde demuestran que gran parte del absolutismo era partidario de Fernando VII y de Isabel (llamada II). La ya clásica división entre conservadores, renovadores e innovadores, en donde los innovadores serían los luego conocidos como carlistas. Pero entiendo que es pedir peras al olmo.

Sigue dividiendo a los españoles entre campesinos analfabetos (carlistas) y habitantes de las ciudades "gentes más abierta de mollera". No insistiré mucho en esta manipulación, ya le demostré en el pasado artículo que las mentes pensantes más importantes estaban con el Carlismo, el liberalismo sólo tenía espadones y burgueses acomodados. 

Llama al General Cabrera, aprovechando su apodo de Tigre del Maeztrazgo, "mala bestia", igualando a sus enemigos liberales con el mismo epíteto. Pero, a pesar de nombrar el episodio del asesinato de su anciana madre, no duda en calificarlo de "represalia sobre represalia". ¿Qué haría usted ante semejante bestialidad? 

Luego de definir como "carcas y autoritarios" a los países que apoyaron la Causa de D. Carlos habla, sin nombrarlo, del conocido como Convenio Eliot debido a que unos y otros se fusilaban sin contemplaciones y esto motivó protestas diplomáticas. Pero olvida que los primeros fusilamientos fueron liberales, como el de Santos Ladrón de Cegama ya en octubre de 1833 en Pamplona.

Escribe sin rubor que "todo empezó como sublevación". Pero, ¿Porqué no ir al origen y a lo que motiva esa sublevación? Porque media España no se subleva así como así. Tendrá una razón. El autor la silencia o la ignora. Pues bien, La razón estriba en la actuación absolutista (esta vez sí) de Fernando VII al querer imponer, saltándose a la torera las Leyes de la Monarquía Española y sin el concurso de las Cortes, a su hija obviando la ley sálica entonces vigente. Lo que tampoco dice el autor es que, lo que empezó siendo una sublevación legitimista dinástica, acabó siendo una lucha de defensa de una idea de España (la tradicional, la de siempre, la eterna) frente a las extranjerizantes ideas liberales y jacobinas (movidas en gran parte por la masonería) del bando cristino primero isabelino después. 

Y acabo con la malediciencia. Este personaje, que para algunos es un defensor del españolismo (sic), admite como apropiadas y ciertas las opiniones basadas sin duda en la maldita Leyenda Negra. Y expone varias citas, como esta de Richard Ford. "los españoles han sido siempre muy crueles". Y se queda tan ancho. Es una muestra más del odio que siente por lo español, lo auténticamente español, por sus héroes y por sus mártires, por sus epopeyas y sus hazañas, por el glorioso lugar que ocupó España en el mundo. Si esta serie de respuestas les abrieran los ojos a mas de uno, me daría por satisfecho.

Me atreví a darle un consejo en el artículo anterior. Hoy me atrevo a darle otro. Deje la historia para los historiadores. La historia no es un juego ni un arma política. Es una ciencia. Y sin método histórico científico no hay historia. Usted no es historiador ni tiene la más mínima idea de como se hace historia. Así es que dedíquese a escribir seudonoveluchas de caballería si quiere pero deje la historia a los que saben, los historiadores. 

Una cosa más, visto que no ha tenido la decencia de retirar la acusación de etarras a los carlistas, no puedo sino homenajear públicamente a Jose Mari Arrizabalaga, jefe de las Juventudes Tradicionalistas de Vizcaya, vilmente asesinado un 27 de diciembre de 1978 por los sucios asesinos de ETA. Y no fue el único carlista asesinado por esa gentuza criminal. Si tiene "mollera" reflexione sobre ello. 

domingo, 26 de julio de 2015

UNA HISTORIA DE ESPAÑA...SIN MANIPULACIÓN

El desinformado manipulador Sr. (?) Pérez Reverte al que llaman algunos escritor ha defecado un intento de artículo en el Semanal Digital con el título "Una historia de España (XLVIII)" en el que, con un afán desmesurado, rabioso y feroz miente y manipula descaradamente sobre una época de la historia de España que comprende las guerras carlistas. 

Su inicio es ya de juzgado de guardia y yo animo a quien pueda a emprender las oportunas acciones legales que merece. Nada menos que este abyecto personaje (que, efectivamente tal como titula su columna tiene una incomprensible y grandiosa patente de corso) osa decir que la quinta guerra carlista del s. XX es el terrorismo de ETA. Es denunciable y abofeteable si viviéramos en los grandes tiempos del duelo.

Continúa su libelo afirmando que los partidarios del pretendiente (aquí resbala como tantos, era reclamante pues pese a quien le pese era el Rey legítimo) eran los que estaban "hasta el cimbel de que los crujieran a impuestos". Dejando atrás esa expresión tan poco culta para alguien que se cree el nuevo Cervantes redivivo, es una falsedad en toda regla. Entiendo que usted no admita el idealismo de los que salieron a jugarse el bigote por un ideal encardinado en la raíz más profunda del ser español, pero así fue, le guste o no. Habla de privilegios forales, cayendo en el error también de tantos, pues fueros no equivale a privilegio, sino a uso, costumbre, tradición, enraizada y reconocida por los reyes de la monarquía hispánica. Y no existían únicamente en el norte de España como aviesamente cita. 

Que el movimiento insurreccional arraigó sobre todo en el medio rural es cierto, pero no por que fueran campesinos analfabetos como dice este sujeto. El movimiento carlista fue eminentemente popular, de gentes de raigambre profundamente católica y española, muchos de ellos se habían batido el cobre ya en la guerra contra el francés al mismo grito de Dios, Patria, Rey y no hacían más que luchar contra las ideas extranjeras y extranjerizantes que trajeron los franceses y que algunos traidores y renegados hicieron suyas saltándose a la torera siglos de historia y la propia ley entonces vigente.

¿Curas trabucaires? Por supuesto que sí, pero ¿porqué no explica la razón de su existencia? Se alzaron al ver la persecución a la Iglesia por parte de esos tolerantes (y demócratas diríamos hoy) liberales que se dedicaron a matar frailes ya desde el trieno liberal y a robar (porque no tiene otro nombre) propiedades a la Iglesia con la infame desamortización. ¿Tiene sentido su indignación y su militancia antiliberal?  Pues dígalo, hombre de Dios.

Citar a los escritores más furibundamente anticarlistas que han existido seguramente nunca como Pío Baroja o Galdós es hacer trampa. ¿Porqué no cita  D. Ramón María de Valle-Inclán. o a Dña. Emilia Pardo Bazán, o a Jose Maria de Iparaguirre? ¡Ah! No, que esos hablaban bien del carlismo...

Apoyándose en ellos critica la "finura ideológica" del Carlismo. Le podría explicar que el Carlismo no es ninguna ideología, pero no creo que esté a su altura. Si le diré que es un corpus doctrinal que se fue puliendo y consolidando con los años (no hay más que leer el Manifiesto de los Persas que dudo haya leído) gracias a los pensadores más lúcidos y españolísimos que haya dado el S. XIX  y XX español. A los nombre de los tradicionalistas no carlistas Menéndez Pelayo, Donoso Cortés o Jaime Balmes, se añadieron los tradicionalistas ya carlistas Aparisi Guijarro, Vázquez de Mella (al que alguna imbécil quiere quitar el nombre de una plaza de Madrid), Víctor Pradera (asesinado en el 36 por defender a España sin que los peneuvistas de entonces, esos que dice este iluminado son los herederos del Carlismo, movieran un solo dedo), Elías de Tejada, Álvaro D´ors, Rafael Gambra o en la actualidad Miguel Ayuso, entre otros. ¿Cómo se puede tener la caradura de presentar al Carlismo como una suerte de bárbaros sin pensamiento sedientos de sangre?

Presenta a los liberales como los partidarios de la modernidad, del progreso social, etc. etc. ¿Modernidad el asesinato masivo de frailes ya desde 1823 (y no desde 1936 como algunos ignorantes creen)? ¿Modernidad el saqueo que significó la desamortización de bienes eclesiásticos, el "mayor latrocinio de la historia" en frase de Menéndez Pelayo? ¿Modernidad el centralismo atroz que provocó el nacimiento de los nacionalismos separatistas hasta nuestros días? ¿Progreso social la creación de una nueva clase social, el proletariado, que dió como consecuencia la aparición del Socialismo y el Anarquismo? 

Acusa a los carlistas de meapilas y clericales. Pero, ¿No hemos quedado en que sus partidarios eran curas trabucaires? ¿Clericales, cuando el propio autor del escrito difamatorio reconoce que las altas jerarquías de la Iglesia estaban con el liberalismo? ¿Qué galimatías es este? Ni meapilas ni clericales, católicos orgullosos de serlo, coherentes y consecuentes con su Fe. Con sus errores, por supuesto, como humanos que eran. No hay nadie perfecto.

Alejándose del binomio Carlismo-Liberalismo este abyecto personaje describe a lo que él llama "la vieja España" como la de "la violencia, la delación, el odio, y la represalia infame". Pero qué clase de historia de España ha leído usted, señor mío, ¿La de la Leyenda Negra? Como veo que anda corto de lecturas le recomiendo el libro de Manuel García Morente (al que, supongo, conocerá) "Idea de la Hispanidad", en el que, haciendo un recorrido por el histórico genio hispánico, define al español como "Caballero Cristiano", absolutamente alejado de la Leyenda Negra que usted parece adorar. 

Que hubo violencias en la guerra por supuesto, no conozco ninguna en la que se regalen caramelos. Pero, como se suele decir, hay clases. La violencia liberal fue brutal, atroz, desmesurada, no hay más que ver el fusilamiento de la anciana madre del General Cabrera. La violencia carlista fue en muchas ocasiones respuesta a la exagerada violencia liberal.

Acusa a ambos bandos de querer el poder para establecer "un despotismo hipócrita que sometiera a los españoles a los mismos caciques de toda la vida", también de trincones, mangantes, etc. etc. Entiendo que es difícil para un apesebrado como el autor entender lo que es el idealismo, pero sólo le diré una cosa, la época de más y mayor caciquismo que se recuerda fue en el sistema liberal de la Restauración, bien definida por Joaquín Costa como Caciquismo y Oligarquía. Una época muy parecida a la actual, por cierto. Liberal, claro.

Las dos citas finales del acérrimo anticarlista Pío Baroja no merecen mayor comentario. Pero sí quisiera volver al principio, cuando nos quiere vender la Cruzada del 36 como la cuarta guerra carlista. Aquí peca de ignorancia, pero como es de buen cristiano enseñar al que no sabe lo diré que los requetés salieron al campo de batalla en defensa de Dios y de España. Punto. Lo que pudiera haber de "partidismo" quedó absolutamente al margen, como sabe cualquiera que esté un poco ducho en la materia. Este hecho lo prueba el que el Carlismo siempre se consideró el vencido entre los vencedores.

Finalmente y para no alargarme más porque no merece la pena, esa acusación poco menos que de etarras si tuviera dignidad y gallardía la retiraría de inmediato. Ya que no lo hará porque ni tiene ni la ha conocido le vuelvo a recomendar, como hice hace unos años ante el ataque brutal que hizo a Monseñor Reig Plá, que, mejor que escribir panfletos antihistóricos, manipuladores y tergiversadores, malgastara sus energías en la búsqueda de la identidad de su progenitor.