domingo, 13 de junio de 2010

CAMINAMOS HACIA LA ISLAMIZACIÓN DE ESPAÑA


Esto no es un aserto de mal agorero, ni busca el catastrofismo sin más, ni es una cuestión baladí. Sencilla y fácilmente comprobable caminamos a ello.

Se está produciendo una radicalización religiosa en el mundo islámico evidente, en Europa (y en España) las minorías musulmanas no dejan de crecer, estas minorías participan (también de forma evidente) de la radicalización religiosa, la integración de estas minorías (por muchas políticas que se hayan intentado o se intenten) es un rotundo fracaso y la respuesta oficial ha sido la política del dejar hacer , dejar pasar. No nos damos cuenta de que frente al rearme religioso islámico, existe un desarme espiritual y de valores, y una crisis de identidad en Occidente (y por tanto también en España) del que se aprovechan (y más lo harán en el futuro) los islámicos. Un ejemplo claro (y disparatado) es la famosa Alianza de Civilizaciones impulsada por el insensato de la Moncloa, intentando hacernos creer que a través del diálogo se pueden resolver las diferencias, olvidando que el Islam no entiende de diálogo, sino de Yihad, se quiera o no. Como dice Rafael L. Bardají "El blando multiculturalismo, más un escapismo de la realidad que una filosofía política, sólo conduce a que la tolerancia acabe siendo asesinada por los intolerantes".

Pero hay un argumento más que consolida esta aseveración proislamización, que es la actual crisis económica: lejos de conseguir la integración, los musulmanes se sentirán EN Europa, pero cada vez más claramente no se sentirán DE Europa. Antes al contrario, en España, con casi un 5% de población musulmana, empezará (ya ha empezado de hecho) el proselitismo entre minorías étnicas y grupos de población descontentos, el reclutamientos en cárceles y bandas callejeras y la influencia desorbitada en el resto de la población. Así vemos como, en un época de retirada de los Crucifijos, a las islámicas se les permite el uso vergonzoso del velo y no se prohíbe el antifemenino Burka. Poco faltará para que, desde su ghettos, comience a proliferar la anarquía como medio de queja ante sus condiciones de vida en el país y veamos revueltas del tipo de las de París, ya saben, la famosa quema de coches y mobiliario urbano.

Pero seguramente lo peor noticia venga de la fundación del primer partido musulmán en España. El Partido Renacimiento y Unión de España (PRUNE) busca lograr representación en municipios claves y el poder en aquellos en los que son mayoría entre los habitantes. No es ninguna broma. Su presidente, Mustafá Bakkach, cuenta ABC, es un musulmán afín a las tesis de Rabat. Es marroquí, periodista y profesor de Árabe en Granada y es un miembro relevante de la Comunidad Musulmana denominada "Al Hégira", y tesorero del Consejo islámico de España.
Desde hace unos 15 años reside en España y dedica gran parte de su actividad en apoyo de los inmigrantes. Recientemente acudió a Rabat invitado a uno de los fastos de Mohamed VI. Este partido se gestó en Granada, "con una vocación claramente de ámbito nacional y no para afianzarse solamente en una localidad o región autónoma", se afirma en su boletín interno "Ruta". Reconoce que luchará por lograr sus objetivos "desde la consideración del Islam como fuente de dichos principios", esto es, "tendrá en cuenta el Islam en su actuación política, considerándolo como factor determinante para la regeneración moral y ética de la sociedad española". La primera en la frente que quieren dar es en Asturias, cuna de la Reconquista. Y allí han abierto una sede para que no haya duda de cuáles son las intenciones. La segunda sede la de Granada. Luego vendrán a Andalucía y de allí irradiarán hacia las demás regiones donde exista una sólida comunidad musulmana. La preocupación aumenta porque en municipios en los que ya son una mayoría, los musulmanes tratan ya de imponer sus propias costumbres. De controlar algunos ayuntamientos, las costumbres podrían adquirir entonces el rango de normativa municipal. ¿Se imaginan la Sharia como normativa primero municipal y finalmente nacional?

El problema es muy grave y está muy cercano si no le ponemos coto. Y sólo se podrá hacer si controlamos en serio la inmigración (sobre todo y fundamentalmente la islámica), si expulsamos a quienes no busquen la integración si no todo lo contrario, si desechamos esa falsa tolerancia suicida que vemos a izquierda y derecha e ilegalizamos éste o cualquier otro partido islámico. No permitamos que la profecía del historiador Bernard Lewis "A final de siglo, Europa será islámica", se haga realidad.

martes, 1 de junio de 2010

EL FUNESTO SISTEMA DE PARTIDOS.

Hoy en España no vivimos en democracia. Por fuerte que pueda parecer a los ojos (u oídos) de la sociedad hipersensibilizada actual es la pura verdad. En otros artículos he tratado de demostar este aserto. En este me ocuparé de la perversión de la democracia en la que vivimos llamada PARTITOCRACIA. Si la democracia es aquél sistema en el que el pueblo puede gobernarse a sí mismo es evidente que no vivimos en democracia pues aquí sólo gobiernan los partidos, incrustados como están en todos los órdenes de la política y teniendo en cuenta que fuera de ellos no hay política, o mejor dicho, no hay libertad política.

Pero, ¿Qué es un partido político? Hubo quien dijo que era una manera más de dividirnos, de ahí la palabra "partido". Pero en esencia no es más que una asociación meramente electoral que se forma alrededor de unos (supuestos) principios de los que mucho hablan pero poco sienten y de un programa que rara vez se piensa cumplir. O, dicho de otro modo, no es más que una oligarquía de intereses, a menudo bastardos, dirigido por unos pocos con la meta final de gobernar (y aprovecharse) de muchos. Así pues, cuando se dice que en el parlamento reside la voluntad nacional se está pervertiendo la democracia, pues allí reside la voluntad propia y particular de los partidos que lo forman. Ni más ni menos. Y a partir de ahí la voluntad de los partidos (o de sus dirigentes) ocupa y copa toda la actividad política de la nación, incluso van más allá.

En efecto la partitocracia lo copa todo porque:

- La vida no solamente política sino social se identifica con el partido. Así les vemos participar en cuestiones trascendentes como las universidades, las cajas de ahorro, etc. etc.

- Se financia a cargo de los presupuestos del estado, es decir los pagamos tú y yo, a pesar de no estar de acuerdo con ellos en parte o en todo.

- Aparece como intermediador impidiendo el normal desarrollo de la vida social y económica.

- Impide los principios de mérito y capacidad, atendiendo únicamente a la ideología. Tenemos sobrados ejemplos de cargos del estado incapaces pero absolutamente ideologizados.

- No atiende al bien común e impide también la tarea común, deshaciendo uno lo que el otro hace.

Pero siendo esto grave, quizás lo más grave sea la completa y total dependencia de la justicia de los partidos políticos. Es la mayor perversión. No es tolerable ni "democrático" que el gobierno de los jueces lo elija el parlamento, es decir, los partidos representados en él. Quien tiene la mayoría en el parlamento la tiene a su vez en el Consejo General del Poder Judicial. Lo que me lleva a tomar en consideración también que quien tiene la mayoría en el parlamento (el partido X) es quien gobierna la nación, en cuyo caso ¿Dónde está la separación de poderes? La partitocracia acaba convirtiéndose en la dictadura del partido en el gobierno, que lo controla todo: gobierno, poder legislativo (parlamento) y poder judicial.

Y qué me dicen de la ley electoral. Una ley antidemocrática por la cual una serie de señores (del partido, claro) eligen una lista cerrada y bloquedada a la que hay que votar por narices si se quiere participar en las elecciones. Es decir, que el pueblo español vota, sí, pero no ELIGE, eso ya lo hicieron por él la cúpula de los partidos políticos. Pero hay más, no se ha enseñado a votar al pueblo: unos votan por rutina, sin reflexión; otros votan en contra de y no a favor de; otros por el voto útil, sin saber qué utilidad real tiene su voto; otros actúan como si de un club de fútbol se tratara, se es de ese club hasta la muerte, etc. etc. Poco o nada hay de conocimiento real, de responsabilidad personal, de búsqueda del bien común, de patriotismo en definitiva.

Por lo tanto no se engañen, no vivimos en democracia. O se cambia el sistema de partidos abriéndolo a otras formas de representación política o no existirá auténtica libertad política. Y sin ella no hay democracia.