lunes, 18 de octubre de 2010

¿QUÉ MAS HACE FALTA?

Caminamos a la degeneración más absoluta de España. Cinco millones de parados, empresas que cierran, hogares de la Iglesia repartiendo comida a cientos de familias enteras, ruptura de la caja única de la seguridad social merced al acuerdo del gobierno con los separatistas vascos para mentenerse a toda costa en el poder, la inmigración cada día más descontrolada, la imagen exterior de España por los suelos tomándonos el pelo Gibraltar y su extensión gracias a piedras y tierra que compran a los españoles, Marruecos denigrando y riéndose de España mientras el gobierno le ríe las gracias, el "amigo" venezolano enfrentándose a los españoles (sobre todo a las víctimas) acogiendo y manteniendo etarras, la corrupción en crecimiento constante, la justicia sometida de forma vergonzosa al poder político, la unidad de España descomponiéndose, el laicismo cada vez más agresivo... Y la (no) oposición viéndolas venir con la táctica del avestruz: no hacer ni decir nada, pensando (terrible error) que la crisis económica acabará llevándose por delante a Zparo. ¿Ingenuos o cobardes? Me inclino por esto último sin lugar a dudas. Y diría más, antipatriotas.

Antipatriotas porque no miran por el interés de sus compatriotas sino por el de sí mismos, ven que sus compatriotas lo están pasando, como dicen en mi tierra, "más negras que tiznás", y no mueven un dedo no vayan a quemarse. Repugnante.

Y yo pregunto, ¿Qué más hace falta para que los españoles de bien reaccionemos? ¿Qué más hace falta para que nos levantemos de una maldita vez de verdad, despertemos y volquemos esta situación de desastre nacional sin paliativos? Nosotros, sin partidos que no nos representan, como españoles con derechos, nos jugamos mucho y no podemos permitirnos el lujo de seguir mirando al cielo con los brazos cruzados. España está muriendo y a los españoles nos están comiendo por los pies. Ya está bien de tibiezas, ya está bien de esperar a que otros hagan algo por nosotros. Es nuestra hora.

5 comentarios:

  1. ¡Magnífico alegato a la acción Hespérides!

    No sé que más hace falta para que la gente reaccione. La verdad es que no lo entiendo.

    La sociedad está como idiotizada, no se me ocurre otra palabra más benévola.

    Empiezo a estar harta, demasiado harta: Un gobierno, el Psoe que se está cargando España y una oposición, el PP que está esperando el relevo para continuar en la misma línea.
    Y los españoles permanecemos inmutables como si estuviéramos viviendo en el Paraiso.

    Y para finalizar decirte, que tus preguntas, son mis preguntas.

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  2. "¿Qué más hace falta para que los españoles de bien reaccionen?".

    Y me pregunto: ¿No será que los españoles de bien han reaccionado hace mucho tiempo, o nunca dejaron de hacerlo, pero son muchos menos de los que nos pensamos? ¿Puede llamarse "español de bien" a quien no ha reaccionado todavía?.

    El problema no es la ignorancia, ni la tibieza. Es la simple y llana falta de voluntad, cuando no complacencia total y absoluta con el régimen (otra cosa es que quieran cambiar detalles irrelevantes como el nombre del inquilino de la Moncloa).

    Saludos.

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  3. Pues qué triste si efectivamente es falta de voluntad amigo Museros. Sin voluntad no hay nada que hacer. Aún así creo que nuestro deber como patriotas es intentar abrir los ojos a los españoles de bien (que alguno abrá, digo yo)y voltear sus conciencias. Explicar y hacerles entender que el sistema es el problema y que de nada valen las alternancias. O reaccionamos o morimos por consunción.

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  4. "... intentar abrir los ojos a los españoles de bien (que alguno habrá, digo yo)...".
    Pues no. No los hay. Al menos en cantidad significativa.
    Como ha dicho Museros, quien no ha reaccionado todavía, no es "español de bien". Porque o es un cobarde irredento, o es tonto de baba, pero del todo.
    Y yo me inclino por lo primero: por la cobardía o, mejor dicho, por una total pérdida de valores.
    ¿Quién alcanza a entender el patriotismo como un sentimiento, y también como una obligación, que tienda a proyectar el concepto de nación como una unidad de destino en lo universal?.
    El patriotismo se nos ha quedado en patrioterismo barato de toro de Osborne y selección de fútbol.
    ¿Quién entiende el quehacer diario como una superación constante de las propias miserias (individuales y colectivas)?.
    Pues el trabajo y el esfuerzo se entienden, por contra, como un castigo divino, del que hay que tratar de liberarse a toda costa y que de servir para algo, sería para coleccionar dinero y tener más que el vecino.
    ¿Quién concibe a la familia como germen de la civilización, como escuela de virtudes, como núcleo de amor...?.
    Pues para muchos, aún cuando aspiren a tener una familia como algo más que una coyuntura circunstancial y pasajera, luego si acaso se les queda en una especie de clan, donde clonar en sus hijos lo peor de sí mismos y proyectar en ellos sus propias frustraciones.
    Y es que perdonénme ustedes si mi discurso parece pesimista. Es que cuando el máximo valor moral de los españoles ha pasado a er el "que me pongan donde hay (que ya me lo llevaré yo...)", poco o nada se va a poder remediar.
    Pese a todo, por obligación y por devoción, seguiremos clamando. Aunque sólo nos oigan las piedras del desierto.

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  5. Por supuesto, Hespérides. Como también dice Kab Al Akrab, lo único que podemos hacer (pero también lo que no podemos dejar de hacer) es cumplir con nuestro deber de católicos y de españoles, y decir la verdad bien alto y claro, por mucho que moleste (especialmente cuando molesta). Y lo demás vendrá por añadidura. Y vendrá solo.

    Lo que pasa es que el primer paso para poder curar al enfermo es un correcto diagnóstico de la enfermedad. Y, como ya digo, en este caso la enfermedad no es la ignorancia.

    Sin querer parecer pesimista tampoco, eso significa simplemente que no queda más remedio que asumir las cosas como son, y que es necesario armarse de mucha paciencia, porque si el problema fuese la ignorancia ingenua y bienintencionada, esto se hubiese arreglado en dos días, diciendo las verdades del barquero.

    Como el problema es mucho más profundo (de convicciones y falta de voluntad), es normal que la gente reaccione molestándose ante la verdad, pero eso no es mal síntoma, sino todo lo contrario: sólo quiere decir que se ha dado en la diana.

    Saludos.

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