martes, 14 de mayo de 2013

LAS GENTES DE "DERECHAS".

Las gentes de derechas votaron, una vez más, al sistema. Sabido es que el sistema se sustenta en la izquierda, en el nacional-separatismo, y en la pseudoderecha centro-reformista-liberal-progresista y no sé qué más gaitas. ¿Y qué han conseguido? Nada. La economía está igual o peor, el paro francamente peor, no han tocado ni una sola de las leyes inmorales del zapaterismo, ni las revanchistas como la ley de (des)memoria histérica, ni las despilfarradoras como la alianza de civilizaciones, ni han metido mano a las subvenciones a partidos y sindicatos, ni han pensado siquiera en una reforma de la administración....Nada. Y sin embargo, erre que erre, como un solo hombre, con fidelidad perruna, siguen votando en cada ocasión que tienen al sistema que tanto critican. Es un voto que representa el miedo y lo "útil". Desde el miedo poco se puede construir y en cuanto a lo útil, ¿Útil para qué?

Porque, ¿En qué creen las gentes de derechas? He llegado a la conclusión de que únicamente en su individual tranquilidad. Políticamente correctísimos, cuando hablas con ellos y entablas una discusión te sueltan en seguida: " Oye que yo soy de derechas, ¿Eh?, lo que pasa es que...". Y a partir de ahí las excusas habituales: "Total, las cosas no están tan mal, peor estaríamos con los socialistas", "Al fin y al cabo Mariano no ha podido hacer otra cosa, porque la herencia recibida...". Y si se salen de madre (cosa muy poco habitual) en vez de volver sus ojos a la derecha se fijan en Rosa Díez y su UPD "porque hablan de la unidad nacional". 

Eso sí, son muy responsables, están muy pendientes de los potitos de sus hijos, pero no piensan en su futuro, en su educación, en el ambiente inmoral en el que viven, en la nación depauperada en la que vivirán, "Mientras los míos estén bien...".

Son católicos, "pero no demasiado", contrarios al aborto pero poco (eso es de extrema derecha). Dicen defender a la familia pero no tienen reparos en admitir la unión entre homosexuales. Quieren dar siempre sensación de modernidad, no sea que les acusen de retógrados o de ultraconservadores. Les gusta "lo europeo" y sobre todo "lo americano" (exhiben más la bandera estadounidense que la propia), pero no tienen interés por la historia de España. 

Apenas se comprometen a nada ni defienden nada que no sea material. Los idealismos son para los utópicos o para los que consideran fuera de la realidad. Si tienen cerca a alguien que sí se compromete de verdad procuran mantener un poco las distancias intercalando un chiste para provocar risas. Siempre risas. Quieren mantener un espíritu juvenil, vistiendo y hablando como cuando tenían 20 años, pero realmente su aburguesamiento los avejenta en grado sumo. 

La mayoría han hecho carrera pero su cultura no es algo vivo, importante, eso se lo dejan a la izquierda. Se limitan a la tele (y si es telebasura mejor) y a leer best-sellers (los que leen). A muchos les gusta la música, tocan algún instrumento (normalmente de oído) y entienden mucho de bafles, sintonizadores, pletinas y están al tanto de las más modernas novedades. Pero no se emocionan ante un himno religioso, una marcha militar o un concierto de música clásica.

En definitiva están absolutamente establecidos en el sistema, y les gusta. Aunque a veces desbarren (poquito) y critiquen algo. Pero rápidamente vuelven al redil. "¿Porqué estos pesados de "ultras" no nos dejan en paz con sus catastrofismos?", parece que repitieran cuando alguien les pone en evidencia.  Son los paladines de la tibieza, del acomodamiento e, incluso, de la indiferencia. 

Mas estas gentes de derechas, cuando las cosas vayan verdaderamente mal, situación realmente límite y desesperante, volverán sus ojos cobardes como tantas veces en la historia a esos fieles e idealistas a los que ahora desprecian. Si esa hora llega (y quizás llegue más pronto que tarde) habrá que pedir a Dios que ablande el corazón de los despreciados porque seguramente para entonces se haya agotado el vaso de su paciencia.

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