viernes, 15 de febrero de 2013

ACERCA DE PARTIDOS ESTRAFALARIOS

Recientemente el presidente del gobierno Sr. Rajoy ha concedido una entrevista al diario británico The Economist protagonizando una defensa fervorosa del bipartidismo español actual, felicitándose de que en España (no así en otros países, según dice) no hay partidos "estrafalarios". No acierto a adivinar qué cosa es un partido estrafalario para el señor presidente del gobierno. Pero echando un vistazo rápido a los partidos del arco parlamentario español que nos (des)gobiernan nos encontramos con partidos declaradamente terroristas (Bildu y similares), partidos francamente separatistas en un Estado que se dice unitario, partidos republicanos en un régimen monárquico, partidos que se definen marxistas (IU y adláteres), y finalmente partidos (los principales) absolutamente corruptos y conniventes entre si. ¿Esto no lo considera el S. Rajoy estrafalario? Evidentemente no.

Para Rajoy, que presume de liberal, demócrata, pluralista y todas esas gaitas que estamos acostumbrados a escuchar con las que se llena la boca, partidos "estrafalarios" son aquellos que no pertenecen al bipartidismo imperante que él considera la panacea y el mejor de los mundos posibles. Así, un partido (por serio, honrado y decente que sea) que discuta el sistema político español o las políticas llevadas a cabo por ambos partidos turnantes durante años es calificado como "estrafalario" y condenado a las llamas del averno. De tal manera que defender creencias, ideas, principios, valores que ninguno de los partidos sagasta-canovistas defiende tales como, por ejemplo, la vida desde su fecundación hasta su fin natural; la familia hombre-mujer unida y abierta a la vida; las raíces católicas de España y por tanto su Santa Religión y su Iglesia; la unidad de España y su identidad, soberanía e independencia; la libertad de educación, el Bien Común, la moralidad pública, la independencia judicial,  etc. etc. es silenciado, yugulado, destruído, desprestigiado y expulsado de la vida política. Bien es cierto que esto no viene de ahora, aún resuenan las palabras de aquél presidente del congreso de los diputados de infausta memoria, Landelino Lavilla (de UCD, actual PP), cuando dijo que todo lo que quedaba fuera del congreso era "barbarie". Eso sí, en nombre de la "sacrosanta" democracia.

Pues bien, yo (y estoy seguro de que mucho como yo), que no comulgo en absoluto con el régimen vigente, que no coincido de ninguna manera con los partidos del sistema, me declaro orgullosísimo de coincidir, defender y apoyar a estos partidos y ser por tanto un estrafalario. Y a mucha honra. Y considero ese proceder un insulto incalificable hacia miles de personas indignadas, asquedadas, engañadas, desencantadas y decepcionadas ante el espectáculo bochornoso e inadmisible de la clase política, que gritan con razón "no nos representan".

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